Las
cuatro justitas son
y
ya llegó el capataz
con
un farol “Petromax”
y
va rumbo pa’l galpón.
Ya
es un pueblo la estanción,
se
ha iluminao la balanza,
camiones
que sin tardanza
movilizan
pa’l pesaje,
y
se lo ve al paisanaje
recibir
una ordenanza.
Cruje
un portón que al abrirse
ha
iluminao una franja
con
un celaje naranja
que
hasta el camión quiere dirse.
Al
chasi’ ya veo subirse
a
un “pistín” alcanzador,
otros
cumplen su labor
de
acomodar la planchada
y
empieza la descargada
con
un trote flor y flor.
Van
por la fila novena
y
traen un “burro” al “pilote”
y
un estibador grandote
que
prosigan les ordena.
Ya
es pesada la faena,
cada
escalón pesa más,
y
ya no van al compás
del
trote que antes traían,
pero
todos le porfían
sin
echar un paso atrás.
Ya
se apagaron las luces
porque
el sol está asomando.
Un
churrasco ya está humeando
y
el capataz se hace cruces,
les
dice que no se abuse
del
tinto, que hay que seguir,
un
bolsero echó a reír
y
entre risas esto opina:
“mientras
esté en la Argentina
ninguno
le va a prohibir”.
Pero
vuelven al galpón
pa’
proseguir la descarga,
la
mañana se ha hecho larga
allá
en la “vieja estación”.
Se
alejan en procesión
entre
risas y alegrías,
y
toda esa algarabía
se
volvió silencio entero,
pero
le falta al bolsero
medio
jornal todavía.
Versos
de Tito
Ramos
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