viernes, 6 de junio de 2014

EL RANCHO

Yo vivo enamorado del viejo rancho
por tanto que lo quise, me lo testaron.
Y que bonito queda, todo de blanco
con techos de totoras: bayo tobiano.
Ni alambres ni tranqueras guardan cuidado,
es pa’ todo el que llega, hospitalario.
Si vas para mi  pago, volcá pa’l lado
que están los tamariscos y los paráisos,
de allí para adelante, seguí tranquiando
es una escasa legua hasta mi rancho.
Hace poquitos días cumplió cien años,
es hecho de chorizo y aleros amplios
y donde está el aljibe -rodeao de zaucos-
allí podés apiarte si andás montado.
Irán a recibirte los perros flacos
que buscaron consuelo de abandonados.
Debajo’e la solera, si vas venado,
encontrarás un resto, pa’ hacer bocado.

Si ves la puerta ‘el rancho, que está cerrada,
tirá nomás del tiento que abre la tranca.
En el jogón del suelo está la pava,
arrimale unas leñas, que nunca faltan,
y si llegás con ganas de acariciarla
podés matar el tiempo con mi guitarra,
con cintas y recuerdos está enfundada
y dice su sonido, de amor y patria.

Y pa’ cuando anochezca, mi buen amigo
vendré dando la güelta pa’estar contigo…


Versos de Roberto Reparaz

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