Yo vivo enamorado del
viejo rancho
por tanto que lo
quise, me lo testaron.
Y que bonito queda,
todo de blanco
con techos de totoras:
bayo tobiano.
Ni alambres ni
tranqueras guardan cuidado,
es pa’ todo el que
llega, hospitalario.
Si vas para mi pago, volcá pa’l lado
que están los
tamariscos y los paráisos,
de allí para adelante,
seguí tranquiando
es una escasa legua
hasta mi rancho.
Hace poquitos días
cumplió cien años,
es hecho de chorizo y
aleros amplios
y donde está el aljibe
-rodeao de zaucos-
allí podés apiarte si
andás montado.
Irán a recibirte los
perros flacos
que buscaron consuelo
de abandonados.
Debajo’e la solera, si
vas venado,
encontrarás un resto,
pa’ hacer bocado.
Si ves la puerta ‘el
rancho, que está cerrada,
tirá nomás del tiento
que abre la tranca.
En el jogón del suelo
está la pava,
arrimale unas leñas,
que nunca faltan,
y si llegás con ganas
de acariciarla
podés matar el tiempo
con mi guitarra,
con cintas y recuerdos
está enfundada
y dice su sonido, de
amor y patria.
Y pa’ cuando
anochezca, mi buen amigo
vendré dando la güelta
pa’estar contigo…
Versos de Roberto
Reparaz
No hay comentarios:
Publicar un comentario