Era
un gaucho en el camino
aquel
viejo maquinista
que
otras veces fue foguista
en
los trenes argentinos.
Por
mandato del destino
nunca
faltó su gauchada.
Remedios
a la pasada
tiraba
pa’l que enfermó,
y
otras que recuerdo yo
que
aquí viá dejar pintadas.
En
épocas invernales
los
ranchos se calentaron
cuando
sus manos tiraron
carbón
en los pajonales.
Y
aunque servicios postales
también
cumplían esos trenes,
vi
que de los terraplenes
levantaste
la tacuara
con
la carta que dejara
alguien
que un apuro tiene.
A
veces el tren parabas
pa’
rescatar un herido
por
esos campos “baldidos”
ande
el dotor no llegaba.
Don
Palacios me contabas
de
otras gauchadas también,
por
eso es que aquí me ven
con
mi canto paisajista,
recordando
al maquinista
y
a aquel foguista del tren.
Versos
de Tito
Ramos
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