Lo
veo en un banco bajo
meta
paciencia y cuchillo,
con
el modo más sencillo
de
mezclar arte y trabajo.
Certero
el corte y el tajo
con
perseverancia inmensa,
en
cada lonja comienza
su
fama entre los paisanos,
cuando
florece en sus manos
el
milagro de una trenza.
Desde
aquella edad del cuero
que
se vivió en estas tierras,
fue
valiosa aún en las guerras
la
presencia del soguero.
Y
en medio del entrevero
de
una bravía patriada,
algún
cañón de pasada
sabían
arrastrar los criollos,
mientras
se abrían los rollos
y
se cerraba la armada.
Y
después de las peleas
en
los viriles oficios
con
los duros sacrificios
de
las rurales tareas.
Riendas,
bozales, maneas,
trenzaron
sus dedos brujos,
con
caprichosos dibujos
los
pretales se vistieron,
y
los criollos se lucieron
con
esos camperos lujos.
Que
lindo si los paisanos
que
en el campo están creciendo,
continuaran
aprendiendo
de
los criollos veteranos.
Ese
oficio de artesanos
que
desde nuestros abuelos,
supieron
trenzar anhelos
con
los tientos de la historia,
para
enlazar a la gloria
y
traerla a nuestros suelos.
Versos
de José
Silvio Curbelo
-uruguayo-
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