Primera Parte
1
Con
el alma enajenada
frente
a la escena grandiosa
donde
tu cuerpo reposa
bajo
la tierra sagrada
de
la pampa consagrada
por
tu nombre sin memoria,
voy
a hacer vibrar la historia
como
un clarín soberano
y
a estampar de propia mano
un
canto para tu gloria.
2
Y
uno tu décima llena
de
trovadora bravura
bella
cual la empuñadura
de
tu daga sin condena,
sonora
cual nazarena,
altiva,
heroica y bizarra
que
en los dolores desgarra
como
una espina suprema
cuando
se hace poema
el
tañer de la guitarra.
3
Y
voy a cantar tu gloria!
Vengan
aires de la pampa,
tráiganmé
tu viva estampa,
tu
silueta perentoria,,
tu
bravura sin euforia,
tu
rebelión sin pecado
que
tu camino signado
por
los dioses del destino
como
el de un héroe divino
está,
pero está borrado.
4
Voy
a abrir yo esa tu senda,
voy
a exhumar tu esqueleto,
voy
a aventar tu secreto,
voy
a arrancarte la venda
para
entregarte la ofrenda
del
pueblo que te venera,
el
que levanta a la espera
de
la gran veneración
como
un sacro gonfalón
el
paño de tu bandera.
5
Como
un arado rotundo
voy
a arar en tierra dura,
voy
a romper la armadura
con
que cubren profundo
y
sobre la faz del mundo
que
te guarda en sepultura,
hecha
estatua en piedra pura,
sublime,
feroz, estoica,
como
en la época heroica
voy
a tallar tu figura.
6
Te
voy a tallar de frente
sobre
la inmensa planicie,
que
el pampero te acaricie
barba
y guedejas, vehemente
y
haga ondear solemnemente
como
simbólica enseña,
tu
poncho, pobre estameña
que
te sirvió de mortaja
cuando
te llevó sin caja
el
lomo de una cureña.
7
Te
voy a tallar altivo,
plantado
ante la canalla
en
tu flete de batalla,
arqueado
el pie en el estribo,
el
gesto secreto y vivo,
en
la diestra la tacuara,
erguida
y recta la vara
donde
está tu daga en cruz,
mientras
te cruza una luz
de
gloria sobre la cara.
8
Como
algún guerrero antiguo
te
erguirás en lontananza,
embanderada
la lanza,
sobre
el horizonte ambiguo
y
si el campo fuera exiguo
para
tu estatua inmortal,
bloque
a bloque, colosal,
como
el de todos los grandes,
de
granito de los Andes
ha
de ser tu pedestal.
9
Y
has de ocupar tu lugar
sin
que nadie lo discuta
con
la única, absoluta
certeza
de que has de estar
donde
no podrá llegar
la
saliva de los necios,
donde
tus músculos recios
tallados
en piedra fuerte
han
de vencer a la muerte,
al
olvido y al desprecio.
10
Mas
antes, es necesario
encontrar
a tu esqueleto,
quebrantar
el tu secreto,
hacer
visible tu osario
y
al levantar tu sudario
frente
del mar donde espera
tu
ceniza verdadera
hacer
decir a la historia
que
se honrara tu memoria
jurando
en tu calavera.
Segunda Parte
11
Decir
tus décimas quiero
frente
al sagrado paisaje:
con
que te rindo homenaje
vuele
ya el himno altanero,
alma
desnuda, de acero
la
tengo para estamparte
en
los anales del arte,
vivo
de gloria y de fama
mientras
me fundo en la llama
de
tu luz para cantarte!
12
Y
te canto guerrillero
de
la patria, entre los grandes,
desde
tu llano a los Andes
donde
tu daga fue acero
del
mandoble granadero
que
empuñaste como un Cid
cuando
en medio de la lid,
como
en trompa de fanfarria
vibro
en tu noble guitarra
aquel
“¡Mortales oíd!”.
13
Cuando
arrancaste al sonoro
abedul
de tu instrumento
aquel
divino lamento
que
fue tu mejor tesoro,
cuando
la diana de oro
vibró
en el campo triunfal
anunciando
que el caudal
de
sangre se detenía
y
que al cielo florecía
el
laurel continental!
14
Te
canto en aquel momento
en
que cubierto de heridas
al
caballo de las bridas
llevaste
y cara al viento,
a
la espalda tu instrumento,
vuelto
a la vaina el facón,
saludaste
al pabellón
con
el brazo sudoroso
y
en silencio, misterioso
te
volviste a tu rincón!
15
Y
fuiste el desconocido,
desconocido
en la guerra
cuando
bajó de la sierra
con
su hueste el elegido,
cuando
se oyó tu gemido
bajo
un cañón destrozado,
y
fuiste el nunca nombrado
y
sin embargo la historia
sabe
muy bien que la gloria
también
galopó a tu lado.
16
Pero
se aclara la sombra
y
la justicia te llega:
poeta
con Santos Vega
desde
que Mitre te nombra,
tu
existencia nos asombra,
nos
da un respeto profundo:
patriarcal
con Don Segundo
y
con un alma de hierro
te
vemos en Martín Fierro
llevar
a espaldas un mundo.
17
Ya
eres la historia viva
cruzando
sobre la pampa
erguida
al cielo tu estampa
donde
una llama cautiva
como
lámpara votiva
que
quema su esencia pura
va
dejando en la llanura
como
una estela de lumbre
para
que así nos alumbre
tu
legendaria figura.
18
Y
así te vemos pasar
sobre
la tierra infinita
mientras
la sombra se agita
para
quererte encerrar,
mas
tu paso hace brillar
estrellas
en el bañado
y
tu poncho desgastado
pero
cargado de historia
es
el manto de la gloria
sobre
tu espalda amainado!
19
Adiós
héroe, adiós guerrero,
adiós
divino fantasma,
el
horizonte te plasma,
enigmático,
altanero,
jinete
en tu parejero,
como
un caballero muerto
que
con su cara cubierto,
severo
y lleno de historia
va
avanzando hacia la gloria
sobre
el inmenso desierto!
20
Y
al irte a la lejanía
la
lejanía se aclara,
un
resplandor en la cara
te
vierte luz de armonía.
Amanece
y se abre el día
en
que tu estatua inmortal
se
alce en su pedestal
entre
figuras bizarras
y
preludie en las guitarras
una
cantata triunfal!
Versos
de Federico
Fernández Larrain
No hay comentarios:
Publicar un comentario