Mi
chambergo es el símbolo de la criolla arrogancia;
es
negro como el ala del errante biguá:
hay
en su altiva copa, de singular prestancia,
un
alarido indígena y un grito de chajá!
La
marca de su fieltro llámase “Desafío”;
la
simboliza un lírico pájaro trovador;
corren
aires de lucha por su alero sombrío,
y
su filete es rueda por la que anda el amor…
Hace
ya muchos años que vamos por la vida
como
cumpliendo junto un contrato social;
caricia
para todos es su ala extendida,
y
es abrazo fraterno su saludo cordial.
Yo
lo llevo en la nuca o lo llevo en la frente,
pero
siempre bizarro, cual si fuera un pendón
izado
en lo alto para atajar el torrente,
o
para unir dos mantos en una imploración…
Su
historia es el capricho de románticos ojos
muy
negros, que cerráronse en una noche cruel…
Por
eso, en homenaje de esos yertos despojos,
negro
como esos ojos y aquella noche, es él.
Mi
chambergo se llena de miradas curiosas
de
admiración, de odio, de tristeza, de amor…
Hay
quienes le quisieran dar sus besos y rosas,
y
quienes hay, que darle quisieran su rencor!
Por
mi camino, ufano con mi chambergo sigo
derribando
egoísmos en confuso tropel.
No
hay duda: mi chambergo es mi mejor amigo,
y
de mis secretarios, ningún otro más fiel.
Mi
chambergo es el fruto de todas mis victorias;
tiene
alas de cóndor y chispazos de sol;
cual
bandera de guerra es escudo de glorias
y
con sangre de envidias se tiñe de arrebol!
(anterior a 1935)
Versos
de Julio
Díaz Usandivaras
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