(1813)
Romperé
tus cadenas y tus grillos,
pueblo
del Norte. Y mientras tenga vida
cabalgará
la muerte en mi partida
que
Dios me ungió caudillo entre caudillos.
El
monte impenetrable de espinillos
desde
ahora será nuestra guarida;
que
cada carga aliente una aguerrida
fiebre
de boleadoras y cuchillos.
Gaucho
salteño: a fuer de bienparido
vendrás
conmigo a repechar la historia,
dando
tu peso justo en la balanza.
Y habrá
de rescatarte del olvido
la
patria, porque escribo tu memoria
bajo
la rastrillada de mi lanza.
Versos
de Enrique
Vidal Molina
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