Entre
lagunas y juncos
cerquita
de un albardón
un
criollo arrea el silencio
lleno
de pena y dolor,
ahí
va, camino a su estrella
con
su “lobuno” andador.
Atrás
quedó la querencia,
el
Río Salado su albor,
reseros
y madrugadas,
piales
de ausencia y fogón
y
un resuello acongojado:
los
peones sin su patrón.
Se
fue Don Santiago Rocca,
criollo,
orejano juglar,
badajo
de alegres sones,
paisano
de este lugar.
El
Patriarca de los Gauchos,
raza
que no morirá.
Perpetua
de tradiciones
su
estirpe siempre será
mojón
de patria y camino
en
el ocaso frontal,
seguirá
presto en la huella
al
grito de “juera guay”.
Como
un relincho del tiempo
el
viento sur le traerá
recuerdos
de estancia vieja,
surcos
de pura amistad
Arolas
y Mario Pardo
con
el acorde final.
Versos
de Raúl
Trevisan
No hay comentarios:
Publicar un comentario