Vive
sola en un rancho que es casi una tapera,
la
circunda el renombre. Vio tres revoluciones.
sus
hijos, que son muchos, “andan por ái, de piones”.
La
gente la saluda, lo mismo que a la aruera
con
temor y respeto. Entiende de oraciones.
Ya
no cabe en el pago su fama de yuyera,
cura
del grano malo, del aire y la bichera.
Sabe
contra gualichos y contra maldiciones.
Llegan
hasta su rancho chinitas con ojeras
y
gauchos cavilosos “con una cosa rara”,
y
a todos los atiende, discreta y servicial.
¡Si
sabrá historias ella de las mozas puebleras!
sin
ir más lejos una, con paños en la cara,
“vino
anoche a pedirle un favor especial…”
Versos
de Eliseo
Porta
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