(fragmento)
Hay
yuyos que hacen al cuerpo
si
son bien administrados,
mejor
que las porquerías
que
prepara el boticario.
“Yerba
buena” es superior
para
sacar cualquier pasmo
y
es para la indigestión
de
confianza el “quiebraarado”.
Si
el riñón no cabrestea
dele
“cola de caballo”
y
a la lombriz dele fin
con
“semilla de zapallo”.
El
“pisingallo” es mentado
para
curar sarpullidos;
“mastuerzo”
para los golpes
y
“carqueja” para el hígado.
Para
intestino y garganta
“llantén”
y “malva” y “malvisco”;
para
los granos, “mercurio”
y
para el asma “chamico”.
Cuando
uno llega a sentir
desarreglos
del estómago,
tómese
un té de “arazá”
o
de la “yerba del toro”.
“Chañar”,
“cambará”, “uruzú”,
sanan
la tos más porfiada;
de
golpes internos busque
sus
alivio en la “calaguala”.
Para
combatir la fiebre
no
hay como la “vira-vira”,
ni
que la “menta del campo”
para
curar las heridas.
“Yerba
mota” para darle
un
alivio al corazón;
también
resultan buenazos
el
“toronjil” y el “cedrón”.
Dicen
que un baño con “salvia”
da
suerte para el amor;
“ruda”
y “yerba de la iguana”
para
engualichar mejor.
“Yerba
de la golondrina”
y
“yerba de la perdiz”
suelen
usar las mujeres
y
también el “perejil”.
Una
mujer en apuros
de
salir halla manera,
“santa
lucía” y “culantrillo”,
“guaycurú”
y “escorcionera”.
“Menta”
y “poleo” tienen fama
para
el dolor de barriga;
para
males de mujeres
lo
mejor es “doradilla”.
“Abrojo
chico”, “verbena”,
“taz
liso”, “mburucuyá”,
“gramilla”
y “lengua de vaca”
para
mala enfermedad.
“Yerba
del ciervo” le da
a
la sangre una mejora,
igual
la “zarzaparrilla”,
la
“quina” y la “zarza mora”.
Para
atacar los empachos
y
ayudar bien a la cura,
la
“yerba del pollo” es buena,
y
el “paico” y la “escobadura”.
Agua
de “pelo de choclo”
es
cosa fresca y purgante.
Tiene
el dolor de cabeza
en
el “palán” su calmante.
Hay
un dolor entre todos
que
es más fiero que su abuela:
con
“yerba del sapo”, amigo,
se
cura el dolor de muelas.
También
se puede curar
de
palabra el abichado;
un
linar con la lagarta
de
igual modo se ha curado.
Hay
dolencias que no sanan
ni
con el “sánalotodo”:
ésas
también tienen cura
pero
hay que buscar el modo.
No
van a curar los daños
que
están en el caracú,
paños
tibios, cataplasmas,
ni
rezos ni “hojas de ombú”.
Los
dolores que sufrimos
no
se curan de palabra
ni
los doctores los curan
con
sus medicinas caras.
Al
pobre pueblo lo explotan;
no
hay quien sus males remedie…
Lo
tratan y lo destratan
y
se equivocan adrede…
Versos
de Marcelino
Román
Excelente el poema recogiendo el saber sobre plantas medicinales. Felicitaciones al autor.
ResponderEliminarMarcelino Román, notable entrerriano
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