lunes, 8 de febrero de 2016

EL LECHERO

I
Por capricho
soy soltero,
que el lechero
gozar debe libertad;
y no tengo
más vestido
que un bonete
carcomido
y un ya raído chiripá.
Pero el mundo
todo es mío:
yo en un río
sé nadar,
yo en el campo soy un viento
y en el pueblo me presento
sin deseos
más constantes
que tener buenos marchantes
que me vengan a comprar.

II
Cuando apenas
canta el gallo,
m caballo
me levanto yo a ensillar;
ningún otro
va conmigo
ni conozco más amigo
que me sepa acompañar.
Y al oírme
de mañana,
la ventana
va a entornar
la que se había dormido
sobre su lecho mullido,
y con hambre
se despierta
y me busca,
mal cubierta,
para tener que almorzar.

III
Si una bella,
por ventura,
con dulzura
en la calle me miró,
de la leche
ya me olvido
y enamorado perdido
de amor solo entiendo yo.
Mas si alguna
desdeñosa
mostrarme osa
desamor,
le digo claro que es fea,
y me c rea o no me crea,
ya me marcho
dando gritos:
Buena leche,
marchantitos,
buena leche vendo yo.

IV
En invierno
y en verano
siempre gano
para jugar y comer,
y si acaso
pierdo un día,
espero en Dios y en María
que otro día me irá bien;
pues no todo
sale bueno:
se oye el trueno
alguna vez,
y si hoy mi caballo rueda,
llegará día en que pueda
del alcalde
y el teniente
hacer burla
frente a frente,
cuando esté firme de pies.

V
Así paso
la semana,
y en mañana
no se me ocurre pensar.
Si es domingo
voy a misa,
y no me mudo camisa
si no la puedo encontrar.
Soy en guerra
montonero,
soy lechero
cuando hay paz.
Solo necesito y quiero
tener pronto un parejero
en que pueda,
bien seguro,
si se ofrece
algún apuro,
no correr, sino volar.

Versos de Florencio Balcarce

                    (1818 / 1839)

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