sábado, 27 de diciembre de 2025

DEL CAMINO

 Mulas cansadas

cargan mis árganas:

chinchillas de Socompa…

matras de Oruro,

arrope hecho en los toldos

de Antofagasta

y vainas de algarrobo

de Río Segundo.

 

Nací resero de lunas

y arriero de madrugadas,

llevo en los ojos clavados…

los rumbos de la distancia.

El tordo solo hace noche

en nidos que abandonaran.

 

Se me hace caña la estrella

que bebo con pico y alas,

el sol me quemó la frente

y me dejó sin palabras.

En quebrachales del Chaco

tocan degüello… las hachas.

 

Cuando vuelva con los soles

que en la tarde se desangran,

mi río cordillerano

tendrá aldabones de agua,

y golpearán a la puerta

de las brujas de mi almohada.


En la carga traigo yuyos

para los males del alma,

suelen doler las achuras

como uñas encarnadas.

Quien duerme bajo los astros,

ebrio de luz… se levanta.

 

Cuando vuelvo de los valles

hay una voz que me nombra:

anoche la luna loca,

cortó las pierna’a mi sombra…

me pesan sobre los párpados

otras árganas extrañas.

 

Los cepos no me detienen,

ni las cadenas me atan.

Yo soy semilla del viento…

mi rumbo siempre es mañana,

al buscador de horizontes

no lo detienen las lágrimas.

 

Cuando estés leyendo esto,

quizás, yo ande por Salta,

o por Covunco o Socompa…

trayendo chulengos mácuas.

Tal vez te sirvan de abrigo…

Yo… me tapo con escarchas.


Versos de Arístides Danilo Isasa

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