jueves, 5 de mayo de 2022

BORDONEO

Bajó del cielo una luz.

Sobre el ombú que en la loma,

como un atleta se asoma,

se posó en forma de cruz.

De la lechuza el cuz-cuz

rasgó el silencio campero,

al solitario viajero

lo inundó extraña congoja,

su entereza de deshoja

ante el presagio agorero.

 

Vuelve de lejano pago

donde luchó brazo a brazo;

hoy de maternal regazo

viene buscando el halago.

Lo sacude ese mal trago

que amarga la travesía;

aunque le sirven de guía

locas ansias de llegar,

siente alivio en esperar

a que alumbre el nuevo día.

 

ya sacude su congoja

en forma brusca y vehemente,

aunque una lágrima ardiente

la tosca mejilla moja.

Al flete la rienda afloja,

reinicia su caminar

y cuando va a repechar

por el tortuoso sendero

de nuevo el grito agorero

viene la calma a turbar.

 

Cruz diablo, dijo el jinete,

murmuró trunca oración,

sintió menos opresión

el corazón en su brete.

Arrancó al galope el flete

y del día en la alborada,

de su rancho en la enramada,

abrazó a la madre buena,

lloró envuelto en la serena

tibia luz de su mirada.

 

La luz que viene del cielo

que nunca al criollo acobarda,

la luz mala es la que arde

con miasmas de extraño suelo.

Escude altivo su celo

con luz de patria ideal,

tenga el fogón patriarcal,

brasas, luz de coronillas

y hará sombra en las cuchillas

nuestra bandera oriental.

 

Versos de Lino Contrera

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