Vieja fonda de
estación
sos un punto en el
pasao
de tu ayer solo ha
quedao
tu vencida construcción.
No hay mesas en tu
salón
y tu cocina gigante
no da comida abundante
regadas con vino flor,
tus piezas tienen
dolor
de aquel tiempo
agonizante.
Ya no llega aquel
viajante
tranqueando por el
andén,
cuando corría aquel
tren
desde lugares
distantes.
Un vació en los estantes
muestra la fría
despensa,
y siente como una
ofensa
el pozo, que está
tapao…
y el corredor arrumbao
es una joroba inmensa.
Ya las goteras
comienzan
a pasar el cielorraso,
que’s su pelaje picazo
y la telaraña trenza.
Unas letras con
vergüenza
borrosas, quieren
gritar…
¡Aquí existió un
lugar!
donde la gente venía…
y en rigor de lejanía,
esto fue un segundo
hogar.
Si pudiera preguntar
a alguno de aquel entonces,
te diría que’n el bronce
“Fonda…” tu deberías estar.
Porque fue tu sino dar
abrigo, a tanto ambulante,
afecto a aquel trashumante
curtido de soledad…
En vos cargo voluntad
para seguir adelante.
Por eso que están constantes
los méritos conquistados,
esos servicios prestados
piden un ¡gracias! vibrante.
“Fonda” engrosas con tu antes
la nutrida galería…
que al calor de la poesía
en el recuerdo te enmarca,
para ponerte una marca
con gusto a melancolía.
Versos de Darío Lemos
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