lunes, 24 de septiembre de 2018

DE LA HUELLA


Aquí les voy a soltar
los hilos del pensamiento
y contar con sentimiento
las cosas que vi pasar.
Al carrero he de cantar,
al carro y a la carreta
que cumplían una meta
que señalaba un destino
bajo este cielo argentino
que aún su recuerdo proyecta.

Veré, si puedo, al momento
cantarles con toda mi alma
ofrendarles una palma
como una semilla al viento,
para cantar lo que siento
con la voz del corazón
mientras ronda el cimarrón
tranqueando de mano en mano
y se divisa en el llano
la luz de un gaucho fogón.

En el sur santafesino
trajinado con cereal
cuantas vece’un temporal
lo sorprendió en el camino.
Pero fiel a su destino
iba el curtido carrero
recorriendo el derrotero
que la vida le marcó
y él orgulloso cruzó
confiando en sus cadeneros.

En los dos balancineros
también estaba seguro
y para cualquier apuro
ponía la fe en los tronqueros.
Tenía sus buenos laderos
bien robustos y frizones
que, según las ocasiones
si el pantano era fierazo
o salían del mal paso
o rompían los corriones.

Porque las primeras huellas
las que marcó el viejo carro
cuando cruzó por el barro
bajo el sol o las estrellas.
En las épocas aquellas
había que ser muy baqueano
porque hasta el último grano
que la tierra producía
hasta el galpón lo traía
el carrero veterano.

No se podía mover
si no era en un carruaje
y con caballo y coraje
la patria se empezó a hacer,
y había que ir y volver
en carro por los caminos
para cumplir los destinos
sagrados de ese momento:
se le debe un monumento
a los carros argentinos.

Donde se junta el camino
del pasado y del progreso
en un viaje sin regreso
cruzó el carrero argentino,
él cumplió con su destino
a la hora señalada
y a la luz de una alborada
y el primer rayo solar
la vida lo vio pasar
siempre rumbo a la jornada.

Por caminos desparejos
iba el carrero de ayer
del alba al anochecer
hace tiempo y allá lejos.
Al dejar estos reflejos
hechos canto en la emoción
la voz de la evocación
los ve por entre guadales
transportando los cereales
de la chacra a la estación.

Versos de Pedro Pablo Rodríquez

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