jueves, 10 de mayo de 2018

EL RESERO


Hieren la soledad y la pedrada
de los vientos rompiéndose en sus ojos.
Y la huella y el cardo y los abrojos
y tanta oscuridad iluminada.

Duelen las lluvias y la madrugada,
las piernas firmes, los estribos flojos,
y la muerte mordiendo los coscojos
de su vida marrón y desgastada.

Pero siempre adelante y adelante,
punta de la paciencia, desafiante
de la fatalidad y la negrura.

Los caminos lo punzan y él los sienten
en el tranco, en la boca, en la herradura
y en el lucero que pialó en su frente.

Versos de Gustavo García Saraví

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