Raza
valerosa y dura,
que
con pujanza silvestre
dió
a la patria, en garbo ecuestre,
su
primitiva escultura.
Una
terrible ventura
va
a su sacrificio unida,
como
despliega la herida
que
al toro desfonda el cuello,
en
el raudal del degüello
la
bandera de la vida.
Es
que la fiel voluntad
que
al torvo destino alegra,
funde
en vino de uva negra
de
la dura adversidad.
Y en
punto de libertad
no
hay satisfacción más neta,
que
medírsela completa
entre
riesgo y corazón,
con
tres cuartas de facón
y
cuatro pies de cuarteta.
En
la hora del gran dolor
que
a las historia nos paría,
así
como el bien del día
trova
el pájaro cantor.
La
copla del payador
anunció
el amanecer,
y
en el fresco rosicler
que
pintaba el primer rayo,
el
lindo gaucho de Mayo
partió
para no volver.
Así
salió a rodar tierra
contra
el viejo vilipendio,
enarbolando
el incendio
como
estandarte de guerra.
Mar
y cielo, pampa y sierra,
su
galope al sueño arranca.
Y bien
sentada en el anca
por
las cuestas que se empina,
le
sonríe su Argentina
linda
y fresca, azul y blanca.
Desde
Suipacha a Ayacucho
se
agotó en el gran trabajo,
como
el agua cuesta abajo
por
haber corrido mucho;
más,
siempre garboso y ducho,
aligeró
todo mal,
con
la gracia natural
que
en la más negra injusticia
salpicaba
su malicia
clara
y fácil como un real.
Luego,
al amor del caudillo
siguió
muriendo admirable,
con
el patriótico sable
ya
rebajado a cuchillo;
pensando
alegre y sencillo,
que
en cualesquiera ocasión,
desde
que cae al montón
hasta
el día en que se acaba,
pinta
el culo de la taba
la
existencia del varón.
Su
poesía es la temprana
gloria
del verdor campero
donde
un relincho ligero
regocija
la mañana.
Y la
morocha lozana
de
sediciosa cadera,
en
cuya humilde pollera,
primicias
de juventud
nos
insinuó la inquietud
de
la loca primavera.
Su
recuerdo, vago lloro
de
guitarra sorda y vieja,
a
la Patria no apareja
preocupación
ni desdoro.
De
lo bien que guarda el oro,
el
guijarro es argumento;
y desde
que el pavimento
con
su verdad sobrepasa,
va
sepultando la casa
las
piedras de su cimiento.
Versos
de Leopoldo
Lugones
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