(fragmento
de “El Último Bandido Romántico”)
Al
sur de Santa Isabel
han
de recordar sus rastros,
don
Sixto Pereyra, Castro,
que
fueron amigos de él,
siempre
costeando el Atuel
hay
gente que lo ha ayudado:
Macini,
Funes, Bogado,
Del
Río, Rosas, los Fuentes,
aún
hoy lo tienen presente
y
su recuerdo han grabado.
Bulacio,
Ríos, Cabrera,
Tapia,
González, Cuyola,
Juan
Gatica, que enarbola
un
mangrullo a su manera,
esta
es la gente campera
que
hoy sigue brindando afecto;
con
el más alto respeto
reviven
al gaucho aquel:
al
sur de Santa Isabel
¡sigue
vivo Bairoletto!
Mangrullo
pampa argentino,
herencia
de los malones,
de
allí diviso ilusiones
andando
por los caminos,
un
capricho del destino
te
fue dejando olvidado,
sos
recuerdo del pasado,
tu
figura se agiganta,
el
más criollo de la pampa,
gauchazo
como un asado.
Sigo
galopando huellas
por
la inmensa travesía,
donde
utilizo por guía
el
fulgor de alguna estrella;
ella
será la doncella
que
me ayudará a avanzar
y
llegará mi cantar
con
el más sublime amor,
este
destino cantor
que
hoy me obliga a caminar.
Siempre
que pisé la taba
fui
un temido apostador,
como
viejo jugador
era
arma que dominaba,
de
dos vueltas la clavaba
en
la cancha que me dieran,
era
provocar las fieras
si
me toreaban con plata;
muchos
marcharon a pata,
difícilmente
volvieran.
No
me quiero ponderear,
perdón
por mi interrupción,
pensarán
“de compadrón
se
está queriendo agrandar”;
seguiré
con mi cantar
desvirando
algún recuerdo,
a
tranco pausado y lerdo
y
con mi claro dialecto,
yo
rastrearé a Bairoletto,
voy
a ver si no me pierdo.
Versos
de Enrique
“Quique” Rodríguez
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