viernes, 21 de febrero de 2014

CUADRITO CAMPERO

La majestuosa oración
melancólica se va
y la noche tiende ya
su antiquísimo mantón.
Al oeste un nubarrón
se eleva desenfrenado
y en avance acelerado
quiere la pampa copar,
con ansias de encapotar
el cielo casi estrellado.

Pero hacia el este, serena
y apacible se levanta,
a medida que agiganta
su esfera, la luna llena.
La noche se torna buena,
canta el grillo su canción,
retrocede el nubarrón
por el viento traicionado,
cual batallón derrotado
en lo mejor de la acción.

Rumorea la laguna
con sus anfibios cantores
y las acuáticas flores
se abren para ver la luna.
Sobre el tallo de una tuna
se observa constantemente
una luz fosforescente
que intrigante se desliza
y al gauchaje atemoriza
cual ánima penitente.

En un pampeano ranchito
situado junto al boscaje,
mientras baile el paisanaje
velan a un criollo angelito.
La luna, su cuerpecito
parece que contemplara
y como si lamentara
la muerte del inocente,
le acaricia levemente
con sus reflejos, la cara.


Versos de Mario Arnaldo Vitarella

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