domingo, 25 de febrero de 2018

EL BAILE EN LO DE ESTEVANA


Que baile, Cristo me valga!
De aquello de estilo criollo,
en donde se larga el rollo
y salga por donde salga!
Hubo asado y de la nalga
a eso de la media noche,
de yerba se hizo derroche
y también de tortas fritas
que amasaron las chinitas
Candela y Paula del Broche.

De temprano ya se vía
animada la reunión
y sonaba el acordeón
con bastante algarabía.
Era un taita que se había
enamorao de Isabel,
una gringa que es la miel
más dulce y apetecida,
alta, linda y derretida
como azúcar de pastel.

Cebaba mate Asención,
una morocha elegante
y era pa’ bailar… de aguante
en el mesmo pericón
y bailando, en el montón
estaba Amalia la indina,
una criollita divina
changüisera que da miedo,
que le hace chupar el dedo
al platero de la esquina.

Después estaba María
la botija coquetona,
con unos ojos de leona
y los labios de sandía,
y les garanto que olía
a pacholí la tal moza.
¡Qué rubia más cosquillosa
para bailar la milonga!
Sino que lo diga Monga
que andaba en la refalosa.

Después pa’ cuidar el rancho
estaba la linda Andrea,
la de cuerpo de batea
y los ojos de carancho.
Hizo conquista con Pancho
el hermano de Estevana
y perdió una caravana
en medio del entrevero
¡cómo le sudaba el cuero
a la maldita paisana!

Y que bochinche se armó
al último, santo Cristo!
Hubo que sin ser visto
a una dama pellizcó,
la endivida corcoveó
y gritó aquí, gritó allá,
se quedó en la escuridá
la sala, porque al momento
apagó un gaucho de intento
la luz. ¡Qué barbaridá!

Cuando la luz se prendió
la autoridá fue dentrando
y el criollaje recelando
puerta ajuera disparó
Paulita se desmayó
y a mí me gustó la cosa,
pues le regalé una rosa
a una china que acetó…
Y la farra terminó
muy linda y muy borrascosa.
                 (Canelones, ROU, 1905)
                  Camalote

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